¿Todo va en picada a partir de aquí?
Tomé unas cuantas decisiones cuando cumplí 50 años. No, no era una crisis de la mediana edad, pero muchas cosas que estaban concretándose me permitieron tomar esas decisiones – en el trabajo me estaba yendo bien, mi salario era bueno, ya había pagado mi hogar, financieramente estaba en una buena posición; no era rico de ninguna manera, pero estaba más o menos sin preocupaciones. Decidí que quería tomarme un descanso, para continuar mi educación, completar un Master. Tiempo, dinero, y oportunidad todos combinados en el momento adecuado, y tomé el salto de corporativo a académico. Renuncié a mi puesto, le di un vuelco a mis ahorros, y di un salto de 1 año al espacio.
La aventura comienza
Regresar a la universidad fue estimulante; ser retado por nuevas ideas, opiniones, puntos de vista y normas sociales diferentes y cambiantes, tener que congeniar con estudiantes veinte años menores o más que habían pasado la última década puliendo sus habilidades en la academia cuando yo había estado conversando en el idioma y dialecto del mundo corporativo. Todas estas cosas eran emocionantes, reveladoras, y (aunque no me gusta el término) transformadoras. No era una epifanía, no era una experiencia religiosa, era simplemente un momento en el que mis facultades fueron puestas a prueba, y tuve el tiempo de reconsiderar mi dirección en la vida y reanalizar lo que era/es importante para mí en la vida, dónde quiero estar, dónde quiero ir, lo que quiero hacer, y cómo quiero emplear mi tiempo.
Luego de terminar mi Master tuve cerca de 3 meses de tiempo disponible, y tenía una decisión que hacer: ¿Paso las siguientes 10 semanas conduciendo desde la costa oeste de Canadá a la costa este, luego bajo hacia los EEUU y cruzo de regreso desde la costa este hasta la oeste regresando a Canadá?; ¿Empiezo a caminar el sendero de los Apalaches (debo agradecerle a Bill Bryson por esa idea, así como a Robert Redford y Nick Nolte); ¿Viajo por Suramérica? El viaje era emocionante, pero estaba cerca de Agosto y parte de Septiembre, por lo que me preocupaba el clima; Si voy a caminar el sendero de los Apalaches, lo quiero hacer en una sola caminata larga (si es posible) en vez de una pequeña sección cada vez; Suramérica ganó.
¡América del Sur, aquí vengo!
Por 10 semanas caminé, hice senderismo, volé y recorrí en bote mi camino de Colombia a Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina, finalizando con un estancia en Brasil. Por mucho que mi año en la Universidad me haya retado y enriquecido, este viaje reafirmó mi decisión de cambiar direcciones en mi vida, de retirarme de la vida corporativa y rebalancearme; de estudiar, de viajar, de aprender, de explorar, de tomar decisiones y corregirlas, de disfrutar la riqueza de las culturas, la belleza del arte, y la generosidad de tantas personas en el camino. En retrospectiva, el año de “estar-alejado-de-todo” me trajo al punto donde estoy ahora, un momento en el que puedo compartir con otros tantas cosas que la vida tiene para ofrecer, y de tal vez incitarlo a usted a que reevalúe su vida y llegue a la conclusión de que la vida después de los 50 años no tiene por qué ir en picada.
Traducción de: Mario Muchacho